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San Cayetano fue un imán

El derecho al trabajo

Por Pbro. Enrique Passadore

El pasado sábado 7 de agosto, desde las 00:00 a las 24:00 fue todo de San Cayetano. Tempranito abrió sus puertas el Santuario que el Santo comparte junto a la Madre (la Virgen del Carmen) en la calle Comercio. Sus devotos comenzaron a acudir ininterrumpidamente y la comunidad laboriosa fue cual colmenar en incesante tarea. Y al caer las sombras de la noche, nuestro Pastor, con la Eucaristía de las 19:30 fue poniendo punto final al movimiento en torno al Santo del Pan y del Trabajo.

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Modesta como pequeña semilla, la devoción a este santo en nuestro país, comenzó en los albores del siglo XX en las capillas del Vilardebó y del Hospital Maciel. Cual llamita encendida estuvo durante décadas en el templo parroquial de la calle Comercio, hasta que desde hace casi un cuarto de siglo fue haciendo eclosión. Hoy por hoy, es un dato adquirido en la Pastoral Popular, que sus peregrinos acuden por miles los 7 de cada mes, pero especialmente los 7 de agosto.

Muchos son cristianos de otras comunidades que, así como acuden a la Gruta de Lourdes, a Santa Rita o San Expedito, tienen señalado en sus "agendas" la visita a este santo nacido en Vicenza (Italia) a fines del siglo XV. Otros, tienen en este y demás santuarios, su único vínculo con la Iglesia; un porcentaje difícil de calcular llevan humeando la "mecha" de la fe que "aún humea" y que por mandato del Señor no hay que apagar; y habrá quienes acuden por elementos de superstición (que corresponderá purificar, ciertamente).

Es también, en este tiempo, un campo importante de...¡Misión! ¡La Misión en Montevideo!

Quizás por ello, a la comunidad de San Cayetano, desde su párroco el P. Daniel Bazzano, hasta el más humilde colaborador que brindó algo de su tiempo para el vasto trabajo que demandó la atención a los peregrinos, la organización de la liturgia, la recepción de la donaciones, etc...¡se los vio tan entusiasmados!

Al llegar para la celebración con Don Nicolás, los pude ver cansados pero contentos, como si se hubieran apropiado de la expresión de otro santo (el chileno Alberto Hurtado): "¡Contento, Señor, contento!"

El Arzobispo nunca deja de acudir a la celebración. Con un templo engalanado, tanto en sus paredes como en los arreglos florales (¡que ponderó Don Nicolás!) la celebración final fue vibrante, con la música a ritmo de guitarra.

Así comenzó sus palabras nuestro Pastor:

"Es una gran alegría para mí, poder compartir esta fiesta con ustedes en la que por intercesión de San Cayetano, Dios nos tiene reservado un regalo...¡el acrecentamiento de la paz de nuestro corazón!

Tenemos la certeza de que Dios como buen Padre, se preocupa de cada uno de nosotros. ¡Porque, como acabamos de escuchar en el Evangelio, si Él se preocupa tanto de las flores del campo y de los pájaros del cielo, cuánto más se va a ocupar y preocupar de cada uno de nosotros!"

Pasó a explicar de qué manera Dios creó todas las cosas, pero no hizo al ser humano como un elemento más de la creación, sino como "vértice" de la misma, creándolo -hombre y mujer- a su imagen y semejanza. Ahí Dios "concentró" toda su omnipotencia para hacer lo más maravilloso de toda la creación.

Pero centró lo medular de su mensaje en un punto importante de la Doctrina Social de la Iglesia, que en nuestra Arquidiócesis tiene tanto estudio y divulgación...¡el derecho al trabajo!

Don Nicolás levantó su expresión y puso un énfasis que resonó en las cerchas del techo:¡El ser humano tiene derecho al trabajo!

Y así fue desglosando las consecuencias: un trabajo digno y bien retribuido que haga posible llevar el pan al hogar, con las mismas posibilidades para el hombre y la mujer, sin discriminación alguna.

Abogó por el abatimiento de los niveles de desempleo y tuvo palabras de reconocimiento para la generosidad con que los fieles acuden al santo con su ofrenda para los hermanos más necesitados.

Tiempo después de la celebración final, la oscuridad fue cubriendo todo como una cortina. La comunidad puso "punto final" a la jornada y en las horas de reposo, ciertamente, se hizo "silencio en la noche, ya todo está en calma, el músculo duerme, la ambición descansa..."

De acuerdo, pero corrijamos a Le Pera: la "ambición" (si así se puede llamar) de la comunidad, es...¡servir!

80 familias son atendidas en el barrio con alimentos y ropa y varias comunidades parroquiales se benefician con la ayuda que San Cayetano les brinda.